martes, 6 de mayo de 2008

III Congreso Internacional de Periodismo en la Red

Tranquilos pequeños elefantes del mundo en papel: la prensa impresa continuará su andadura vital, aunque deberá someterse a algún cambio para no caer derrotada ante la incipiente potencialidad de su aún “adolescente” rival: el ciberperiodismo. Esta ha sido una de las ideas que ha aportado el III Congreso Internacional de Periodismo en la Red celebrado los pasados 23 y 24 de abril en la Universidad Complutense de Madrid.

El encargado de abrir el Congreso fue el ilustre Jean François Fogel, actual responsable de la edición digital de Le Monde y autor de libros como La prensa sin Gutenberg. El periodista y escritor compartía la opinión con la que se abría este texto: la prensa tradicional no está condenada a desaparecer, pero ha de reinventarse sin abandonar las buenas destrezas y valores cosechados hasta el momento. Ésta debe centrarse más en el análisis y la investigación, conceptos incompatibles, a opinión de Fogel, con la inmediatez que caracteriza al ciberperiodismo.

Aún así, Fogel prevé que el camino que deberán recorrer los periodistas no será ni fácil ni llano. El intrusismo, el sometimiento a las agendas y el peligro que pende sobre la información de tornarse propaganda desestabilizan el futuro de la profesión. En relación al intrusismo cabe destacar la opinión de Fogel acerca del periodismo ciudadano: desde su punto de vista no existe ningún sitio web de este calibre cuyos contenidos puedan considerarse de calidad. De esta forma considera que su mayor expresión, como son los blogs, puede resultar de mucha utilidad, pero al mismo tiempo configura un peligro latente contra el periodismo.

Desde que el Periodismo en la Red naciera hace apenas 13 años, muchos son los cambios que ha sufrido esta práctica. Esto no es más que un reflejo de la inexperiencia con la que los periodistas se enfrentan a esta nueva fórmula y los incesantes experimentos a los que el ciberperiodismo ha sido sometido. Es necesario conocer más exhaustivamente sus posibilidades y aprender a explotarlas, así como estudiar a la audiencia y desvelar sus necesidades y preferencias, pues, al fin y al cabo, el periodista no deja de ser un mero siervo del atento lector, aunque a veces olvidemos los roles e “involuntariamente” los intercambiemos.

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